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Origen de apellidos

Muchos apellidos derivan de patronímicos (es decir, del nombre del padre), de oficios, de zonas geográficas o de características físicas.

Empecemos por los hijos de…

La desinencia -ez en español identifica la paternidad. Así, Rodríguez se originó para identificar a los hijos de Rodrigo; Fernández, a los de Fernando; Márquez, de Marco; Pérez, a los de Pedro; Martínez, a los de Martín; Méndez y Menéndez, de Mendo, etcétera.

En otros idiomas también existen apellidos que derivan de nombres propios y el prefijo o desinencia con los que se forman significa hijo de. Por ejemplo, los apellidos terminados en:

-ena en vasco (Loperena, Martirena, );

-son en inglés (Johnson, Jackson, Robinson, Davison, Stenvenson, Williamson, etc.);

-nes en danés (Andersen, Nielsen, Petersen);

-ovich, -evich, -ski, -vitch, -wich, -vitz en las lenguas eslavas para apellidos de hombres (Pavlovich, Peróvich, Dostoievski, Malinowski, Tomashevski, Petrowich, etc.) y -eva, -ova, -ovna o -evna para apellidos de mujeres (Ajmátova, Kurkova, Odóyevtseva, Tsvetáyeva, etc.). Entre los apellidos de las tenistas rusas y los teóricos del formalismo ruso encontrarán varios ejemplos.

Los apellidos franceses no suelen derivar del nombre del padre, los pocos que hay llevan el prefijo De- o A- ya sea unido o separado del nombre de pila: Desimone, de Simone, Dejean, Alamartina,

Los precedidos de Mac/Mc en escosés e irlandés (Mac Carthy, Macbeth, McArthur, Mc Donald, Mc Gyver, etc.) tienen el mismo origen de filiación paterna.

 

Apellidos que derivan de oficios

La lista es inagotable. Algunos ejemplos:

Herreo y Ferrero en español y sus equivalentes Schmidt en alemán, Smith en inglés, Smeets en holandés, Ferré en catalán, Lefévre en francés, Fabbri, Ferrara, Ferrari y otras variantes en italiano.

Ballestero, Hidalgo, Sastre, Rey, Zapatero, etcétera.

 

Apellidos que derivan de lugares geográficos

Recordemos los personajes literarios Ruiz Díaz de Vivar, Amadís de Gaula y Don Quijote de la Mancha tomaron su nombre del lugar de procedencia, práctica habitual en la Edad Media.

Campos, del Campo, Río, del Río, del Cerro, Valle, del Valle, Molina, del Molino, Montaña,  Rivas, Torres; Burgos, Jordán, Soria, Toledo, Castro, Sevillano, etcétera.

 

Por supuesto, estos no son los únicos orígenes de apellidos. Si saben el origen de sus apellidos, los invito a compartirlo con los demás lectores. El mío está en la lista de los que derivan de nombres propios.

Eufemismos sexuales

Cuando hablamos de sexo,el lenguaje se ruboriza y se cubre con un velo de eufemismos.¿Cuántas palabras conocen para hablar de penes y vaginas?  ¿Qué suena mejor: practicar el coito o hacer el amor?

¿Qué son los eufemismos? Los eufemismos son palabras o expresiones que se utilizan como sinónimos decorosos de otras que podrían considerarse ofensivas, negativas o simplemente demasiado explícitas. Los utilizamos en la vida cotidiana y también los utilizan los medios de comunicación para suavizar temas bélicos, políticos o económicos.

Iba a escribir sobre eufemismos  pero ya lo ha hecho con idoneidad Scheherezade Surià en su blog En la luna de Babel. Así que aquí les dejo los enlaces a sus artículos:

Sexo oral y escrito: argot, eufemismos y etimología.

Maquillaje lingüístico: los eufemismos

El lenguaje escatológico y sus eufemismos

 

Para finalizar les dejo un eufemismo literario:

El vestido enlutado y la mantilla de duelo disimulan su figura otoñal de mujer que nunca ha sido hermosa.

 Mujica Láinez, «El ilustre amor»

Imagen

Etimologia de hincha

En varios países de América Latina se denomina hinchas a los simpatizantes de los clubes de fútbol ¿Cuál es el origen de la palabra hincha?

hincha-etimologia

Fulano, Zutano, Magoya y otros desconocidos

Fulano, mengano, zutano y perengano son nombres para designar personas indeterminadas. Se sabe que las palabras fulano y mengano vienen del árabe. Fulano significa «ese» o «tal» y mengano, «quien sea». El origen de zutano y perengano es incierto. En algunos países de América Latina, «perencejo» reemplaza a perengano. En la zona amazónica de Perú, se puede oir el «peshuco», equivalente de fulano. y la expresión quechua «Imasuti» cuando no se recuerda el nombre de la persona de la que se habla.

Otros idiomas tienen expresiones similares: en portugués, fulano, beltrano y sicrano; en italiano, Tizio, Caio e Sempronio (que en realidad eran seis junto con Mevio, Filano e Calpurnio); en inglés, Tom, Dick and Harry; en francés, Pierre, Paul, Jacques.

También se utiliza en español la expresión Juan Perez para referirnos a alguien desconocido o sin importancia.  La palabra susodicho (que significa «antes mencionado») tiene un uso similar, en la lengua oral la utilizamos especialmente cuando nos referimos a alguien pero no queremos mencionar su nombre. En Argentina, para referirnos a un desconocido son comunes las expresiones Mongo Aurelio, Montoto Flores y Magoya. Héctor Zimmerman nos cuenta que la expresión Mongo Aurelio surgió en la Facultad de Derecho de Buenos Aires cuando dos estudiantes, Rafael Meilán y Ricardo Mosquera Eastman, la acuñaron a partir de Mongo (el planeta de Las aventuras de Flash Gordon) y el nombre del emperador Marco Aurelio.

Parece que en los países bálticos, en Polonia y Dinamarca utilizan la expresión NN (de la que he hablado en esta entrada).

fulano, zutano, mengano

¿Qué expresiones utilizan en sus países?

Natalia Natalia

Por Marina Menéndez

En la jerga policial el código para mencionar a una persona no identificada es “Natalia Natalia”. ¿De dónde proviene esa expresión?

Para evitar confusiones en las comunicaciones y transmisión de datos la policía utiliza un código en el que a cada letra del abecedario le corresponde una palabra que comienza con esa letra. Por ejemplo, Sara-Carolina-Hombre-Washington-Alicia-Rosa-Zapato-Eva-Natalia-Eva-doble Guillermina-Eva-Rosa no es más que el deletreo en código del apellido Schwarzenegger.

El código alfabético para deletrear es:

A = Alicia
B = Beatriz
C = Carolina
D = Dorotea
E = Eva
F = Francisca
G = Guillermina
H = Hombre
I = Inés
J = Julia
K = Kilo
L = Lucia
M = María
N = Natalia
Ñ = Ñandu
O = Ofelia
P = Petrona
Q = Quintana
R = Rosa
S = Sara
T = Teresa
U = Úrsula
V = Venezuela/Victoria
W = Washington
X = Xilofón
Y = Yolanda
Z = Zapato

Ahora ya saben que a la letra N le corresponde el nombre Natalia. Y, Natalia Natalia es el deletreo de la sigla NN que se utiliza para nombrar a una persona no identificada. La sigla NN proviene del latín nomen nosce, que significa desconozco o ignoro el nombre.

whisky-romeo-zulu

En aeronáutica existe un código fonético internacional. Si vieron la película Whisky Romero Zulu (2004), sabrán que esas tres palabras corresponden al deletreo de las últimas tres letras (WRZ) del registro argentino de la aeronave de LAPA que se estrelló en Buenos Aires en 1999.

Quien tenga un nombre o apellido difícil de escribir (o que se escribe de una manera y se pronuncia de otra, diría mi vecina) recurren a esta estrategia del deletreo cada vez que deben comunicar su apellido o nombre. La grafía (escritura) de muchos apellidos extranjeros fue deformada cuando los inmigrantes llegaron a Argentina. Los recién llegados al Río de La Plata a veces ni siquiera hablaban español y decían sus nombres y apellidos tal como se pronunciaban. Las personas que debían registrarlos por escrito los escribieron “como les sonaba” y así, por ejemplo, el apellido “Reutemann”, que en alemán se pronuncia /roitman/, fue registrado como “Roitman”. En la guía telefónica de la ciudad de Buenos Aires hay 119 personas de apellido “Roitman” y una sola de apellido Reutemann. Podríamos decir que los apellidos extranjeros (alemanes, franceses, italianos, etc.) muchas veces fueron castellanizados cuando se registraba a los inmigrantes.

Bésame mucho

Por Marina Menéndez

Filematología: ciencia que estudia los besos.

¿Suena extraño, no? La ciencia se ha ocupado de la química del amor y nos ha roto el corazón con el descubrimiento de que las mariposas en el estómago, la sensación de estar en las nubes, los latidos acelerados y todos esos lindos síntomas de estar enamorados  no son más que reacciones de nuestras hormonas y neurotransmisores. Tampoco es muy agradable saber que al besar intercambiamos unos dos millones de bacterias y 40.000 microorganismos en ese saliva-va-saliva-viene.

Etimología y distribución geográfica del beso

Me enteré de la existencia de la filemanía y la filematología gracias a una entrada de Maite Jiménez Pérez en su blog Classic Grand Tour.  Allí nos cuenta de la etimología de philema (beso en griego), osculum, basium y savium (en latín, beso en la mejilla, beso en los labios y beso de lengua respectivamente). El osculum es el beso amistoso, el del saludo entre personas cercanas, y se utiliza en la mayoría de los países europeos y americanos. Basium es el término latino que predominó y del que derivan beso en español, la bise (beso mejilla con mejilla sin contacto) en francés, bacio en italiano y beijo en portugués. En algunos países, se da un beso (como en América Latina); en otros, dos (uno en cada mejilla, como en Francia, en Italia y en España); y en algunos hasta tres o más (como en Bélgica y Rusia).

El beso del Hotel du Ville (1950). R. Doisneau

En Europa los franceses son los más propensos al beso y, como no podía ser de otra manera, la fotografía más famosa de un beso es francesa: «El beso del Hotel Le Ville» fue tomada en 1950 por Robert Doisneau. Irónicamente esta fotografía no fue conocida hasta la década del ochenta, cuando se convirtió en ícono del romanticismo francés. Hace algunos años, un coleccionista suizo pagó US$200.000 por la fotografía. Los franceses también son los que más diferencias tienen en la costumbre de besar según las regiones del país. El asunto es tan importante que hasta se ha realizado una encuesta para determinar cuántos besos es la costumbre en cada región <http://www.combiendebises.com> ¡Aprender las normas sociales del saludo con un beso en Francia es todo un desafío para los extranjeros! Quienes sepan francés, disfrutarán de este video:

Los antropólogos y etnólogos también han investigado el beso como ritual. Besarse implica ingresar en el espacio privado del otro y, algoaun más íntimo, el contacto físico. Por eso, la aceptación social del beso dependerá de las normas culturales de proxemia.

David, el gnomo. Beso esquimal

David, el gnomo. Beso esquimal

Como particularidad cultural, es famoso el beso esquimal, también conocido como beso malayo, que describieron Darwin y Malinowski. El beso con los labios o el frotamiento con la nariz ponen en juego todos los sentidos, especialmente el tacto y el olfato.

¿Saben cuál es la canción en español más cantada y más grabada? Una pista: la han interpretaron más de 140 cantantes y forma parte de la banda sonora de trece películas. ¿Todavía no la descubrieron? Va otra pista: las versiones más famosas en inglés son las de  The Beatles, Elvis Presley y Frank Sinatra. Sí,  «Bésame mucho», escrita por la mexicana Consuelo Velázquez hace más de setenta años.

Los besos de novela

Recuerdo de memoria un poema de Bécquer que dice «Sólo sé que no se oía/ más que el aliento/ que apresurado escapaba /del labio seco./ Sólo sé que nos volvimos/ los dos a un tiempo/ y nuestros ojos se hallaron/ y sonó un beso».  Hay besos robados y besos que se piden, como el de Valentín y Molina en El beso de la mujer araña (976), de nuestro Manuel Puig.

Hay besos tiernos, besos apasionados, besos tímidos, besos de película, besos de novela, besos de poesía… ¡Cómo no recordar el capítulo 7 de Rayuela!

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.

Los besos de la vida

En Pigmalión y Galatea, los besos del rey artista, con la ayuda de Afrodita, dan vida a la estatua de marfil. «La bella durmiente» puede considerarse una recreación del mito de Ovidio, en el que un beso redime de la muerte. Efecto análogo tienen los besos en otros relatos infantiles, como «El príncipe sapo» y «La Bella y la Bestia».

Pigmalión y Galatea, c. 1890. Jean-Léon Gérôme

Pigmalión y Galatea, c. 1890. Jean-Léon Gérôme

Besos en la pintura. Besos en la escultura
El beso, c. 1000 a.C. Khajuraho, India

El beso, c. 1000 a.C. Khajuraho, India

El primer registro escrito de un beso aparece en textos sánscritos de la India, del 1500 a.C. Del siglo I a.C. data la estatuilla conocida como «El beso», encontrada en Khajuraho, India. Los templos eróticos de Khajuraho fueron construidos, según algunos antropólogos, para difundir el Kama Sutra y representan la idea de lo sensual -y lo sexual- como camino hacia lo espiritual, como conexión con lo divino.

Y la literatura nos lleva a las artes visuales, a esas imágenes y esculturas de besos que nuestra memoria retiene sin esfuerzo:

Mi preferido…

El beso (1882-1889). Auguste Rodin

El beso (1882-1889). Auguste Rodin

Una belleza dentro de otra belleza: El Beso, de Jean Paul Baptiste Bask, en el lago del Rosedal, Buenos Aires

El beso. J. P. Baptiste Gask

El beso. J. P. Baptiste Gask

De la Antigüedad clásica

Copa del beso. Briseis. Gracia. ca. 480 a.C.

Copa del beso. Briseis. Gracia. ca. 480 a.C.

Del neoclásico

Psique reanimada por el beso de Amor / El Amor de psique /El beso (1787-1793). Antonio Canova

Psique reanimada por el beso de Amor / El Amor de psique /El beso (1787-1793). Antonio Canova

Del romanticismo

Beso. Francisco Hayes

Beso. Francisco Hayes

Del expresionismo

El beso (1897). Edvard Munch

El beso (1897). Edvard Munch

Del cubismo

Beso. Picasso

Beso. Picasso

Del simbolismo

Der Kuss (1907-1908). Gustav Klimt

Der Kuss (1907-1908). Gustav Klimt

Del surrealismo

Los amantes (1928). René Magritte

Los amantes (1928). René Magritte

En Miraflores (Lima, Perú) se encuentra el Parque del Amor y allí, esta apasionada escueltura de Víctor Delfín:

victor-delfin__El beso-Parque del amor-miraflores-Peru

El Beso, Victor Delfín. Parque del Amor, Miraflores, Lima, Perú

Del arte pop

El beso (1964). Roy Lichtenstein

El beso (1964). Roy Lichtenstein

Como decía un conductor de la televisión argentina, hay que besarse más.

Lecturas imperdibles sobre el beso:

Montandon, Alain (2007) El beso. ¿Qué se esconde tras este gesto cotidiano?. Barcelona: Ed. Siruela.

Sandri, Piergiorgio (2008) «La química del beso», en La Vanguardia, 19 de octubre de 2012.

Cuestión de peso

¿100 $? ¿$ 100? ¿$100?  ¿$ 100? ¿100 €? ¿€ 100?

¿Delante o detrás de la cifra? ¿Va espacio entre el símbolo y la cifra?

La escritura de las unidades monetarias, sus símbolos y códigos está normalizada por la ISO 4217:2008.

El código de cada divisa está formado por tres letras, denominados símbolos trilíteros; las dos primeras corresponden generalmente al código del nombre del país y la tercera, a la letra inicial de la moneda. Por ejemplo:

GBP, el código de la libra esterlina, está formado por GB (código de Great Britain, Gran Bretaña en inglés) y P (inicial de pound, libra en inglés).

JPY, el código del yen, está formado por JP (código de Japón) y Y (inicial de yen).

¿Y los pesos argentinos?

Desde 1992, año en que a través del Decreto N.° 2128 y de la Ley de convertibilidad se creó el peso, el código del peso argentino es ARS.

El código de la divisa se puede escribir antes o después de la cifra y siempre  separado de esta por un espacio: 100 ARS, 100 EUR, 100 JPY.

Los símbolos de algunas monedas son signos ($, €, £, ¥, etc.). Otras unidades monetarias tienen símbolos constituidos por letras, por ejemplo kr (corona noruega) o CHF (franco suizo); en estos casos debemos recordar que no se coloca punto después de un símbolo. Esto no quita que haya símbolos que incluyen punto, como el B/. (balboa) y el  S/. (nuevo sol).

Los símbolos de unidades monetarias también se escriben pospuestos y separados de la cifra por un espacio: 100 $. Sin embargo, en América el uso común es colocarlos delante y sin espacio: $100. Lo incorrecto es usar la norma española omitiendo el espacio (* 100$) o la forma americana colocando espacio (* $ 100).
 Fuente: Nueva Ortografía de la Lengua Española, 2010, página 591

simbolos monetarios

Curiosidades…

El símbolo del dinero es el $ (aunque escribiendo esta entrada descubrí que existe un símbolo genérico), que representa tanto al peso como al dólar. ¿Cuál es el origen del símbolo peso/dólar? Hay varias teorías. Una versión, adoptada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, sostiene que deriva de la inscripción «P’s», una abreviatura de la palabra peso o piastre (moneda española que equivalía a ocho reales), que pasó a escribirse con la ´s´ superpuesta a la P hasta convertirse en el actual $.  Otra versión dice que el símbolo $ es una estilización de  las columnas de Hércules envueltas en una cinta (que forma una suerte de S) con la leyenda Plus Ultra, imagen que Carlos I de España (1500-1558) adoptó para el escudo español y que se imprimió en las monedas de ocho reales. De ahí que el símbolo $ llevara dos rayas verticales.

símbolo-peso-dólar

Bordelois y la arqueología de las palabras

Ivonne Bordelois es una poeta y lingüista argentina pero, por sobre todo, una apasionada del idioma, de las palabras y sus misteriosas arqueologías. Se diplomó en la Universidad de Buenos Aires, continuó luego sus estudios literarios y lingüísticos en la Sorbona y se doctoró con Noam Chomsky. Ocupó una cátedra en la Universidad de Utrecht (Holanda) y recibió la beca Guggenheim en 1983.

En el 2009, Libros del Zorzal publicó A la escucha del cuerpo, en el que la autora nos dice que

Virus significa en latín, a la vez, esperma y veneno; embarazada es la que no lleva cinto; hospital y hostilidad tienen orígenes comunes; el vocabulario de la Iglesia y del Ejército se entremezcla con el de la medicina. Este libro explora las proyecciones inesperadas de las palabras en el reino de la salud y la enfermedad, tratando de recobrar sus raíces, su historia, y las connotaciones sociales y emotivas que irradian. Etimologías, eufemismos, ambivalencias y transformaciones semánticas van jalonando un camino donde aparecen, entre otros, Rilke, Sontag, Foucault y Tolstoi, acompañando la pregunta sobre el lenguaje del sufrimiento y la cura.

En la sintaxis de la enfermedad (¿en qué se asemeja contraer una enfermedad a contraer un matrimonio o una deuda?), en el léxico de la compasión, en los poemas que provocan las enfermedades terminales, las palabras van dibujando el camino de la conciencia enfrentada con el dolor en busca de esa totalidad que es la salud, en un tiempo relacionada con la salvación.

Liberar el lenguaje de un sistema que traba la comunicación plena de médicos y enfermos sólo es posible si acrecentamos nuestra confianza y lucidez con respecto a los poderes terapéuticos de la palabra misma.

Aquí pueden leer una entrevista publicada en el Suplemento de cultura de Clarín. Y aquí una interesante entrevista publicada en un portal educativo de la provincia de Misiones.

En 2006 publicó Etimología de las pasiones, bajo el mismo sello editorial, en el que a partir de raíces de palabras como ira, amor, envidia, codicia, avaricia y otras, la autora asciende a través del latín, el griego y las antiguas lenguas eslavas y germánicas, para reconstruir un complejo mundo pasional y recuperar así significados muchas veces reprimidos por la cultura imperante.

En el 2003 la editorial de los hermanos Kulesz publicó La palabra amenazada en el que rinde homenaje a autores argentinos en su análisis del habla de nuestro país, reflexiona sobre la situación actual del español, aborda el anisomorfismo de las lenguas, vuelve una vez más a las etimologías para mostrarnos las raíces semánticas de vocablos cotidianos, toma posición frente al lenguaje de los adolescentes y, finalmente, nos regala un capítulo sobre la música y el lenguaje. En este ensayo, que fluye con un lenguaje personal, ameno y deleitable, podemos leer que:

.. más que provenir de un país determinado, somos emisarios de una lengua, ya quelas lenguas son anteriores a la constitución de los estados..

Cuando el adolescente es privado de la conciencia y el goce de al palabra (…) más ataráxico, apático e indiferente se vuelve; la violencia física es entonces la expresión más común de la castración verbal.

Nos cuenta, además, que mientras que una persona culta en Argentina tiene un acervo de entre tres mil y tres mil quinientas palabras, un universitario, entre mil doscientas y mil quinientas, los adolescentes manejan aproximadamente sólo seiscientas. Estos datos me hacen pensar que lo drástico es que esta indigencia léxica revela la medida del universo referencial de los hablantes. Como siempre digo a mis alumnos del secundario, las palabras que cada persona conoce forman la frontera de su mundo.

No faltan los momentos de asombro en su minucioso recorrido por el léxico argentino y porteño, por ejemplo, cuando nos enteramos de que la falda peninsular se llama aquí pollera por la costumbre de abrigar a los pollos debajo de ellas.

Su ensayo El país que nos habla, obra basada en La palabra amenzada, ganó el premio La Nación-Sudamericana 2005. En ocasión de recibir el galardón, Ivonne Bordelois sostuvo que

la palabra es una prioridad absoluta para nuestra recuperación como sociedad hablante y pensante.

Si la palabra está bajo fuego enemigo es porque la fuerza y el poder de la palabra son temibles, y de allí la necesidad de aniquilarla. De la palabra nace el espíritu crítico y la inspiración creadora, de la palabra el juego, el poema, el canto y el amor, de la palabra nacen la memoria y el conocimiento, de la palabra nace la libertad.

Leer discurso completo

En una entrevista a Página/12, Bordelois se refiere a la degradación del lenguaje en nuestra cultura de la velocidad, el lenguaje adolescente, y la poesía y la música. La entrevista no tiene desperdicio.

A quienes aún no la conocen, los invito a disfrutar de Ivonne Bordelois y de las cuidades ediciones de Libros Del Zorzal.

Nombre de las notas musicales

Todos sabemos los nombres de las siete notas musicales pero… ¿alguna vez se preguntaron cuál es el origen de esas palabras monosílabas? En castellano, las denominaciones Re, Mi, Fa, Sol y La provienen de la primera sílaba de los versos de un himno a San Juan Bautista escrito en el siglo VIII por  Pablo Warnefried, conocido como Pablo Diácono, un historiador del latín .

Ut queant laxis
Resonare fibris
Mira gestorum
Famuli torum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Ionannes

Este sistema de notación musical fue inventado por el monje benedictino Guido de Arezzo (que también inventó el solfeo) en el siglo XI y reemplazó a la antigua notación que asignaba las letras A a la G a las notas musicales. La notación francesa aún mantiene ut para la primera nota y la notación inglesa todavía utiliza las primeras siete letras del alfabeto (C D E F G A B). La última nota careció de nombre establecido, se la solía llamar be mollis, hasta el siglo XVI en que Anselomo de Flandes le asignó el nombre. Si deriva de las letras iniciales de Sancte Ioannes (San Juan, en latín).

¿Y el nombre actual de la primera nota, Do?

Al terminar el sonido consonántico, el nombre Ut dificultaba el solfeo; fue por eso que en el siglo XVII el musicólogo italiano Giovanni Battista Doni lo reemplazó por Do. Algunos aseguran que el nombre lo toma de la primera sílaba de su apellido y otros, que proviene de Dominus (Señor, en latín, por referencia a Dios).

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