¿Esgrimir argumentos o empuñar armas?
En una democracia aquel que habla con firmeza, con precisión, ese dice lo que quiere. El que no puede, da un sopapo, da una pedrada o se hace piquetero como D´Elia
Esas fueron las palabras de Pedro Barcia, Presidente de la Academia Argentina de Letras, que encendieron la polémica y azuzaron opiniones sobre la sociedad y la educación en nuestro país.
La frase es el corolario de una nota publicada hace pocos días en la Revista Ñ. Allí Barcia y Covarruvias, secretario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, exponen datos y opiniones sobre la expansión del castellano en E.E.U.U. y la necesidad de establecer normas para el correcto uso del idioma. El lenguaje de los adolescentes, el espanglish, la Nueva Gramática de la lengua española y los piqueteros no quedan fuera del debate.
Algunos textos que recordé al leer la nota:
- Language, the Loaded Weapon: The Use and Abuse of Language. Por D. Bolinger.
- Temen en los EE UU que el «spanglish» devore al inglés. Publicado por Clarin en 1996.
- Riesgos ciertos y falsos en la vigencia de la lengua. Ponencia de Ivonne Bordelois en el Congreso de la lengua española celebrado en Rosario, Argentina, en el año 2007.
En su discurso inaugural del Congreso, el entonces presidente Néstor Kirchner señalaba:
Será útil también que se dedique tiempo y esfuerzo al estudio de las graves consecuencias que la exclusión, el hambre y la pobreza, que afectan a muchos de los países de habla hispanoamericana, tienen en lo que respecta al uso de la lengua y al acceso a la educación y a los bienes culturales que ella posibilita en esta época de globalización. (…)
Nuestro Gobierno tiene entre sus metas centrales la inclusión, la igualdad y la justicia social. El reconocimiento de la diversidad de realidades, de experiencias, de territorios y culturas, las diferencias y alteridades que enriquecen nuestras sociedades son valores que respetamos y queremos preservar. Ello no es un obstáculo para que reconozcamos el valor y el poder de nuestra propia identidad, y en ese lugar cobra valor lo que se pueda hacer por defender la identidad de nuestra lengua en esta verdadera sociedad de la información. Saldar brechas internas, evitar la fragmentación, bien puede ser el trabajo de la identidad cultural que traduce nuestra lengua.