Los culpables de siempre: el lenguaje sms y la falta de lecturaEl tradicional chivo expiatorio de la incorrección ortográfica de los jóvenes siempre ha sido la falta de lectura. Y hoy todavía continúa encarnando el gran mal. Todos los profesores señalan la relación directa que existe entre la corrección ortográfica y el nivel de lectura de los alumnos. Y muchos señalan la cada día mayor influencia de los medios audiovisuales como un fenómeno que ha agravado el problema. La ecuación es de cajón: cuanto más tiempo pasa un joven delante de la televisión, de la videoconsola o del ordenador, menos emplea en la lectura.
Pero un nuevo elemento ha entrado en escena en los últimos años. Los docentes cada vez están más preocupados por la influencia que el lenguaje de los SMS y los sistemas de chat y mensajería instantánea tiene en la ortografía. Los jóvenes han adoptado lo que algunos expertos que estudian cómo internet y las nuevas tecnologías han modificado el castellano llaman ‘el lenguaje pulgar‘. La reducción del espacio textual ha condicionado el relato, el mensaje y la forma de escribirlo. El conjunto se ha dejado notar en un nuevo código: se rebajan las grafías, hay una mayor libertad en el estilo y se adopta una escritura fonética y oral.
«El hecho de que se estén acostumbrando a mandar mensajes cortos y rápidos les hace interiorizar reglas que vulneran la ortografía por razones de economía», explica Elena de Miguel, catedrática de Lengua Española y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid. Sin embargo, para otros especialistas, el peso de estos nuevos usos del lenguaje es de menor alcance. «Cuando los chavales llegan al uso del móvil ya deberían saber qué se escribe con ‘b’ y qué con ‘v’», observa Ana María Vigara, profesora de Lengua de la facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense y especializada en jerga juvenil.
La cuestión está, de esta manera, en que existen dos códigos que se entremezclan con más frecuencia. Y, a pesar de las prohibiciones y las amenazas de los profesores de instituto, cada vez es más normal encontrarse abreviaturas como ‘xq’ en lugar de ‘porque’ en los exámenes o en los trabajos. «Incluso a mí se me ha escapado alguna vez», reconoce De Miguel. ¿Es problemático? «No», responde Vigara. «No tiene por qué resultar más alarmante, estamos desarrollando cualidades comunicativas distintas y debemos saber distinguir en qué situaciones debemos emplear una u otra». Sin embargo, De Miguel cree que disociar la escritura formal de la SMS no es factible porque se interioriza y permea de forma inevitable. «Estamos en un momento de cambio, los nuevos medios contribuyen a la falta de respeto a lo que era la norma y quizás vamos a otro modelo donde este respeto a la ortografía va a quedar como algo arcaico», señala la catedrática.
El problema es la expresión, no la ortografía
No todos los profesores han tenido la sensación de que los alumnos escriban cada vez con más faltas de ortografía. Antonio, después de tres años sin hacerlo, este junio ha vuelto a corregir exámenes de selectividad. Y ha percibido una notable diferencia… a mejor. Su opinión es que barrabasadas de las que «te hacen agarrarte a la silla» disminuyen en pruebas como la selectividad, donde ya se ha producido la criba de alumnos que han decidido abandonar sus estudios al terminar la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) con 16 años. Aunque de los 138 exámenes que le ha tocado corregir este año no ha tenido que descontar demasiados puntos por fallos ortográficos, no se ha librado de encontrarse con combinaciones estremecedoras como ‘habeces’ en lugar de ‘a veces’.
Para este profesor de Lengua y Literatura el verdadero problema de los jóvenes no son las incorrecciones, sino la mala expresión escrita. «Fallan cuando tratan de darle coherencia interna a los textos, cuando tienen que ordenarlos y clasificarlos: en eso están en un nivel inferior de lo que es estrictamente ortografía». Vigara está de acuerdo con esta percepción: «no saben hilar información», lamenta. Ésa es, para ellos, la verdadera dificultad que encaran los jóvenes: «encarar el escrito y transmitir la información». |