Reflexiones, notas y recursos sobre el idioma español. Análisis del discurso. Corrección. Edición. Etimología. Lectura y escritura. Lingüística. Lunfardo. Neologismos. Publicación digital. Spanglish. Traducción. Variedades de español.
Se puede escribir 99 veces la misma historia. Lo demuestra el libro Ejercicios de estilo de Raymond Queneau (que pueden ver haciendo clic aquí). Una obra que resiste cualquier encasillamiento de género literario. Una obra deudora de las fugas de Bach, en las que a partir de un tema nimio proliferan las variaciones. El prólogo de Antonio Fernández Ferrer, una perlita.
Muchas de los «ejercicios de estilo» me recordaron a Cortázar por el lenguaje lúdico y la ironía. Aquí van algunos fragmentos de muestra:
Notaciones
En el S, a una hora de tráfico. Un tipo de unos veintiséis años, sombrero de fieltro con cordón en lugar de cinta, cuello muy largo como si se lo hubiesen estirado. La gente baja. El tipo en cuestión se enfada con un vecino. Le reprocha que lo empuje cada vez que pasa alguien. Tono llorón que se las da de duro. Al ver un sitio libre, se precipita sobre él.
Dos horas más tarde, lo encuentro en la plaza de Roma, delante de la estación de Saint-Lazare. Está con un compañero que le dice: «Deberías hacerte poner un botón más en el abrigo.» Le indica dónde (en el escote) y por qué.
Precisiones
A las 12 h. 17 m. en un autobús de la línea S, de 10 metros de largo, 2,10 de ancho y 3,50 de altura, a 3 km. 600 m. de su punto de partida, cargado con 48 personas, un individuo de sexo masculino, de 27 años, 3 meses y 8 días de edad, 1 m. 72 cm. de talla y 65 kg. de peso, que llevaba en la cabeza un sombrero de 17 cm. de alto cuya copa estaba rodeada por un cordón de 35 cm. de largo, interpela a un hombre de 48 años, 4 meses y 3 días de edad, 1 m. 68 cm. de talla y 77 kg. de peso, por medio de 14 palabras, cuya enunciación duró 5 segundos, alusivas a desplazamientos involuntarios de 15 a 20mm. Va enseguida a sentarse a unos 2 m. 10 cm. de allí.
Palabras compuestas
Yo me platautobusformaba comultitudinariamente en un espaciotiempo luteciomeridiano vecinando con un longuícolo mocoso fieltrosombrereado y cordonotrenzón. El cual altavoceó a un tipofulano: «Usted me empujaparece.» Tras eyacular estó, se sitiolibró vorazmente. En una espaciotemporalidad posterior, volví a vedo mientras se sanlazaroestacionaba con un X que le decía: «Deberías botonsuplementarte el abrigo.» Y le porquexplicaba el asunto.
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En su nueva novela, tratada con el talento que le caracteriza, el célebre novelista X, a quien debemos ya tantas obras maestras, se ha esmerado en presentar únicamente personajes muy matizados que se mueven en una atmósfera comprensible para todos, grandes y chicos. La intriga gira, pues, en torno al encuentro en un autobús del héroe de esta historia con un personaje bastante enigmático que se pelea con el primero que llega. En el episodio final, se ve a ese misterioso individuo escuchando con la mayor atención los consejos de un amigo, modelo de elegancia. El conjunto produce una sensación encantadora que el novelista X ha cincelado con notable fortuna.
Anglicismos
Un dei a middei, yo teiko el bus y yo sío un yungo manno con un greito necko y un hatto con una queinta leisa trenzados. De pronta este yungo manno bicoma creizsio y acciusa un respecteibol gentilmanno de tridarle los tosos. Luego este runó a un unoccupiado pleis.
A una leita auar lo sío aguein; ualkaba apo y dauno juma Seim Lasar steison. Un frendo le guivaba un advaiso sobre botton.
¿Suena extraño, no? La ciencia se ha ocupado de la química del amor y nos ha roto el corazón con el descubrimiento de que las mariposas en el estómago, la sensación de estar en las nubes, los latidos acelerados y todos esos lindos síntomas de estar enamorados no son más que reacciones de nuestras hormonas y neurotransmisores. Tampoco es muy agradable saber que al besar intercambiamos unos dos millones de bacterias y 40.000 microorganismos en ese saliva-va-saliva-viene.
Etimología y distribución geográfica del beso
Me enteré de la existencia de la filemanía y la filematología gracias a una entrada de Maite Jiménez Pérez en su blog Classic Grand Tour. Allí nos cuenta de la etimología de philema (beso en griego), osculum, basium y savium (en latín, beso en la mejilla, beso en los labios y beso de lengua respectivamente). El osculum es el beso amistoso, el del saludo entre personas cercanas, y se utiliza en la mayoría de los países europeos y americanos. Basium es el término latino que predominó y del que derivan beso en español, la bise (beso mejilla con mejilla sin contacto) en francés, bacio en italiano y beijo en portugués. En algunos países, se da un beso (como en América Latina); en otros, dos (uno en cada mejilla, como en Francia, en Italia y en España); y en algunos hasta tres o más (como en Bélgica y Rusia).
En Europa los franceses son los más propensos al beso y, como no podía ser de otra manera, la fotografía más famosa de un beso es francesa: «El beso del Hotel Le Ville» fue tomada en 1950 por Robert Doisneau. Irónicamente esta fotografía no fue conocida hasta la década del ochenta, cuando se convirtió en ícono del romanticismo francés. Hace algunos años, un coleccionista suizo pagó US$200.000 por la fotografía. Los franceses también son los que más diferencias tienen en la costumbre de besar según las regiones del país. El asunto es tan importante que hasta se ha realizado una encuesta para determinar cuántos besos es la costumbre en cada región <http://www.combiendebises.com> ¡Aprender las normas sociales del saludo con un beso en Francia es todo un desafío para los extranjeros! Quienes sepan francés, disfrutarán de este video:
Los antropólogos y etnólogos también han investigado el beso como ritual. Besarse implica ingresar en el espacio privado del otro y, algoaun más íntimo, el contacto físico. Por eso, la aceptación social del beso dependerá de las normas culturales de proxemia.
David, el gnomo. Beso esquimal
Como particularidad cultural, es famoso el beso esquimal, también conocido como beso malayo, que describieron Darwin y Malinowski. El beso con los labios o el frotamiento con la nariz ponen en juego todos los sentidos, especialmente el tacto y el olfato.
¿Saben cuál es la canción en español más cantada y más grabada? Una pista: la han interpretaron más de 140 cantantes y forma parte de la banda sonora de trece películas. ¿Todavía no la descubrieron? Va otra pista: las versiones más famosas en inglés son las de The Beatles, Elvis Presley y Frank Sinatra. Sí, «Bésame mucho», escrita por la mexicana Consuelo Velázquez hace más de setenta años.
Los besos de novela
Recuerdo de memoria un poema de Bécquer que dice «Sólo sé que no se oía/ más que el aliento/ que apresurado escapaba /del labio seco./ Sólo sé que nos volvimos/ los dos a un tiempo/ y nuestros ojos se hallaron/ y sonó un beso». Hay besos robados y besos que se piden, como el de Valentín y Molina en El beso de la mujer araña (976), de nuestro Manuel Puig.
Hay besos tiernos, besos apasionados, besos tímidos, besos de película, besos de novela, besos de poesía… ¡Cómo no recordar el capítulo 7 de Rayuela!
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.
Los besos de la vida
En Pigmalión y Galatea, los besos del rey artista, con la ayuda de Afrodita, dan vida a la estatua de marfil. «La bella durmiente» puede considerarse una recreación del mito de Ovidio, en el que un beso redime de la muerte. Efecto análogo tienen los besos en otros relatos infantiles, como «El príncipe sapo» y «La Bella y la Bestia».
Pigmalión y Galatea, c. 1890. Jean-Léon Gérôme
Besos en la pintura. Besos en la escultura
El beso, c. 1000 a.C. Khajuraho, India
El primer registro escrito de un beso aparece en textos sánscritos de la India, del 1500 a.C. Del siglo I a.C. data la estatuilla conocida como «El beso», encontrada en Khajuraho, India. Los templos eróticos de Khajuraho fueron construidos, según algunos antropólogos, para difundir el Kama Sutra y representan la idea de lo sensual -y lo sexual- como camino hacia lo espiritual, como conexión con lo divino.
Y la literatura nos lleva a las artes visuales, a esas imágenes y esculturas de besos que nuestra memoria retiene sin esfuerzo:
Mi preferido…
El beso (1882-1889). Auguste Rodin
Una belleza dentro de otra belleza: El Beso, de Jean Paul Baptiste Bask, en el lago del Rosedal, Buenos Aires
El beso. J. P. Baptiste Gask
De la Antigüedad clásica
Copa del beso. Briseis. Gracia. ca. 480 a.C.
Del neoclásico
Psique reanimada por el beso de Amor / El Amor de psique /El beso (1787-1793). Antonio Canova
Del romanticismo
Beso. Francisco Hayes
Del expresionismo
El beso (1897). Edvard Munch
Del cubismo
Beso. Picasso
Del simbolismo
Der Kuss (1907-1908). Gustav Klimt
Del surrealismo
Los amantes (1928). René Magritte
En Miraflores (Lima, Perú) se encuentra el Parque del Amor y allí, esta apasionada escueltura de Víctor Delfín:
El Beso, Victor Delfín. Parque del Amor, Miraflores, Lima, Perú
Del arte pop
El beso (1964). Roy Lichtenstein
Como decía un conductor de la televisión argentina, hay que besarse más.